jueves, 5 de octubre de 2017

Concurso de poesía Zenda: El club de los poetas vivos

EL ABENCERRAJE

 ¿Sentiste anoche un caballo? 
Bodas de sangre

No he crecido en la noche para ver que no se acaba:
ambos sabemos que la pasión no da testigos
y si el humo y las farolas ceden
            como ceden a veces ciertos cartílagos de miedo
habremos conquistado otra cima de la nada
otro fiel escenario de dudas
otro eco mejor, uno más largo.

Apenas lo de siempre.

La rigidez de la vida ante las lágrimas
un joven mirando el mar como quien busca
el calor que da septiembre al infinito
la espada envainada del buen abencerraje
harto de cazar el pecho de los amantes
que no se han dicho adiós
                                               pero lo sangran.

Algún día te diré aquello que sospechas
un rumor de amapolas moribundas
el luto anaranjado de los hoteles
de camas separadas
la geometría caliente de las risas
el amor que hereda la tristeza de quien creyó y naufraga.

Sé de lo que hablo. Sé reconocer tu nombre.

Lorca en la página 55.
Una promesa perdida en la siguiente ola.
La invasión de dos cuerpos por el mismo rayo.
El beso líquido para ocupar todo el aire.
Dos miradas sujetando la medianoche.

Quizá lo de siempre. ¿Por qué nosotros?

Amar es apurar los imposibles
el te quiero en el café de la mañana
un bazar de eternidades
exiliar los desengaños
todo lo que no seremos
nada parecido a mi pasado.

Dime ahora si no sientes tus labios más ajenos
o para qué el tiempo sino de grito y de frontera.

Nos perdimos para al fin hacer una religión de las heridas
un mapa más limpio de recuerdos, dijimos
tú y yo como dos soledades compartidas.

Y sin embargo
qué puntual la combustión de la nostalgia:
qué instante aquel para decir te necesito.



LEONARD COHEN



But lets leave these lovers wondering
Why they cannot have each other;
And let's sing another song, boys,
This one has grown old and bitter



Es más litúrgica la cama que no espera,
es más elocuente el semen como bestia
está más desnuda tu mirada que no miro
porque en ese campo ya hundí todas mis bocas
y todo mi tuétano se volvió un mal demonio
pues en cada recuerdo habita un espejismo
una ilusión de que el barco ya no es pecio
sino un fulgor triunfal entre los diques
del astillero del futuro que no llega
y entro en mi cama como se entra en las escuelas
a aprender a olvidarte como se olvidan los hijos
del vientre y del juguete que se oxida
como se olvida el mar del marinero
como se rompe una ventana con un libro
de poemas que cayeron en veranos
de historias tan salvajes que ahora vuelan
donde nunca hicieron nido los fantasmas
porque hicimos de lo oscuro un territorio
que sólo pueden habitar los que no fuimos
y cierro los ojos con actitudes lejanísimas
al sentir un frío tenaz como una lluvia
golpeando el alféizar, llamándome a filas
a volver a escribirte que no te echo de menos
que si acaso escribir tiene razón para los locos
no soy menos cuerdo por decirte una mentira
por tratar de comprender a los ahorcados
por querer vender quincalla de nostalgia
al dios misericordioso de algún mito
y sueño que no sueño que te tengo
aún entre mis brazos como en un mal almanaque
que me sé cada taxi que pasa por tu puerta
cada verbo que usas con extraños
cada lunar cobijado entre tus senos
porque amar tiene un cielo reservado
para aquellos que han sabido pecar.
                                                            Y supimos.

Pero no ignores que yo también puedo abandonarte
que la derrota es un tren que no negocia
que desconoces de mí lo que yo mismo desconozco
que negarnos será sólo cuestión de perder el infinito.

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